El Arte de la Restauración: Desgarros en cuadros
- Ruth Albarrán
- 17 mar 2015
- 2 Min. de lectura
Ya que en el número anterior hablamos sobre la limpieza de cuadros vamos a comentar en éste el tratamiento necesario de restauración cuando nos encontramos con un desgarro (el típico siete) y vamos a dejar para el próximo número qué se hace cuando tenemos un agujero (pérdida de soporte)
Los desgarros son bastante comunes y, bajo el punto de vista de la conservación, cuanto más esperemos a buscar un tratamiento más se va a deformar la tela y más difícil será de tratar de devolverla a su forma original.
En las fotos vemos como el daño fue causado por la parte delantera con un objeto punzante. La fuerza con la que esto ocurrió desgarró y deformó la tela alrededor de la grieta y la empujó hacia atrás.
Lo primero que tenemos que hacer es devolver la forma original (aplanar) del lienzo. Al encontrarnos con un corte limpio los bordes encajen perfectamente. En este caso las fibras se unirán por el reverso una por una y se reforzarán con puentes de hilo de resina acrílica o de fibras de lino previamente desgastadas y de longitud variable de manera que se eviten nuevas tensiones en la parte delantera. Este tipo de restauraciones son adecuados sólo para daños menores.
Cuando nos encontremos con varias roturas muy cercanas y/o el desgarro sea de un tamaño considerable, reforzaremos la unión por el reverso con un parche (trozo de lino que también envejeceremos artificialmente)
Una vez reforzado el reverso, trabajaremos el anverso. Primero estucaremos, rellenando el hueco dejado por la pérdida de pintura para adaptarlo a nivel estructural correspondiente a la fase de estucado y poder realizar con éxito la reintegración cromática.


Rasgado por el anverso Unión con puentes de hilo


Estucado de la rotura Reintegración cromática
(Colaboración del mes de Marzo de 2015 para la revista Guía-T de Burgos)
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